Pocas son las pegas que le pondría y, alguna de ellas me sorprenden hasta a mi, ya que, precisamente, contravienen mis criterios habituales en cuestión de moda y estilo.
Nunca me han gustado los escotes con forma de corazón y, de hecho, siguen sin gustarme, en cambio creo que en este vestido dicho escote ha quedado muy conseguido y encaja perfectamente en el conjunto. Tampoco me gustan en forma de 'V', y ésta no va a ser una excepción, pues precisamente la elección de este tipo de escote para el sobrecuerpo es uno de los detalles que considero menos acertados, unido a ese intento de hacer un sutil cuello chimenea que se ha quedado en un 'quiero y no puedo' que le da una excesiva elevación a la zona trasera del cuello, sin lograr el favorecedor efecto que caracteriza a los cuellos chimenea, por tanto considero que habría sido mejor optar por un alto normal en dicha parte trasera, como una de las opciones posibles, en las que no me voy a extender.
Por otro lado, también odio el encaje, sin embargo en esta ocasión creo que la tela escogida ha sido muy acertada, ya que es un chantilly delicado y elegante, nada que ver con esos encajes ostentosos y recargados que suelen verse en otros vestidos de novia. Y, para rematar la buena elección del tejido, éste ha sido utilizado en su justa medida, dando un estilo sofisticado al cuerpo del vestido, sin recargar el conjunto.
Respecto a la falda y la cola, no tengo nada que objetar, me han encantado. Hay quien afirma que dada la magnificencia de la catedral, tendría que haber llevado una cola más larga. Cabe la discusón a favor y en contra, pero lo veo un detalle menor en el que no voy a entrar.
Por último me voy a centrar en 'la parte alta' del estilismo, es decir, velo, pelo, y tiara, ya que he decidido no hacer mención alguna a los pendientes, porque no creo necesaria tanta puntillosidad.
En relación con el velo tengo dudas, no me disgusta del todo pero tampoco me apasiona, lo veo con poco cuerpo, en mi opinión debería haber tenido menos caída para evitar que se le pegara a la cara. En cuanto al hecho de que sea corto, tampoco tengo nada que decir en contra, al fin y al cabo es una forma de emular a nuestra tradicional mantilla blanca pero no se ha conseguido el bonito efecto que se logra con dicha pieza, quizás, precisamente por la falta de cuerpo del material elegido.
Por otro lado, la tiara me encanta porque es sencilla, elegante y de un tamaño ideal, pero el problema está en que, al elegir ese velo sin cuerpo, y rematalo con el semi-recogido del pelo, excesivamente elevado, una tiara de este tamaño pasa tan desapercibida que casi se la echa en falta, por tanto, habría sido mejor elegir una pieza con más 'presencia' o, mejor aún, haber elevado menos el recogido del pelo y/o elegir un velo con más cuerpo.
Para concluir diré que considero que la novia iba muy guapa, se decantó por un estilismo clásico pero con toques originales y muy personales. Un traje de 'princesa' elegante, nada recargado, pero tampoco deslucido. Un total acierto en el que ha sabido conjugar su estilo elegante y discreto con la irrenunciable sofisticación y boato que exigía el evento.
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