Y AHORA ¿QUÉ?

Pues eso, ahora qué, porque reflexionar ya he reflexionado lo mío. Mi nueva composición de lugar, la tengo perfectamente elaborada. El fondo y la base de mis pensamientos, siguen inamovibles. Sé lo que hay, y lo que hay no me gusta nada. Vamos de mal en peor. TODOS (bueno, CASI TODOS). La cuestión importante ahora es hacer ver que tanta inmovilidad no puede llevarnos a nada bueno. No podemos arreglar las cosas si nos limitamos a ver, oir, hablar por la espalda y 'en petit comité', y quedarnos apoltronados viéndolas venir.Hay que hablar, sí, pero alto y claro, de frente, defendiendo todo aquéllo en lo que creemos y luchando por la consecución de un manejo limpio de la cosa pública. Unos entran, otros salen, todos ellos hacen lo mismo, o cosas muy parecidas, que se resumen en sacar el mejor provecho para sus intereses personales, rozando la ilegalidad, incluso aferrándose a ella como el moribundo se aferra a su último hálito vital... Y aquí parece que no pasa nada.
Todos sabemos lo que hay e intuimos que éso de lo que tenemos conocimiento no es más que la punta del iceberg, y que con un poquito que metamos la cabeza bajo el frío océano de la política, no encontramos con esa enorme masa de hielo que pondría la cara colorada a toda esta panda de chupópteros y jetas que viven en la estúpida confianza de creer que los ayuntamientos, diputaciones y demás organismos públicos son, como ya he dicho en otras ocasiones, sus 'cortijitos privados' y que pueden hacer en ellos lo que mejor les parezca. Siempre en su beneficio, claro. Como no se juegan sus 'cuartos' (sino que, por contra, suelen incrementar pinguamente sus patrimonios personales, no sólo, ni necesariamente, en dinero contante y sonante), pues a aprovechar la ocasión y a malgastar los caudales públicos mediante medidas populistas y actuaciones innecesarias que, de cara a la galería, les hace quedar bien, y puede hacerles rebañar unos cuantos votos, de todos aquellos incautos que se dejan engañar. Total, ¡qué más les da que nuestras administraciones públicas estén endeudadas hasta el tuétano!: Si ganan las siguientes elecciones, se dan con un canto en los dientes, por aquello de poder prolongar su status de manejantes del cotarro. Si las pierden, que les quiten lo bailao: ellos ya han chupado lo que han podido, o más, y el que venga detrás, que apechugue con la mierda que dejan... Algo falla en el sistema. Éso no se le escapa ni al más 'ingenuo' del pueblo. Entonces ¿qué narices hacemos consintiendo que ésto sea un 'suma y sigue' ante el que nadie parece querer reaccionar?No conozco a nadie contento con sus políticos, y éso no es algo que tenga que ver con siglas o con ideologías, todos estamos convencidos de que, con pequeños matices distintivos, TODOS SON IGUALES.Aunque, en realidad, yo estoy convencida de que ésto no es del todo cierto: siempre hay algunos que son 'más iguales' que otros. Y, tal y como funciona el sistema, si no hacemos algo para remediarlo, me temo que la única solución que nos queda es elegir, dentro de todo lo malo, el mal menor... Bien está, pero sigo convencida de que eso solo es un parche. El sistema necesita reformas más profundas, reformas de raíz. Creo que va siendo hora revisar los cimientos de nuestros obsoletos sistemas democráticos, sería bueno replantearse una democracia depurada, más evolucionada, más acorde con este tercer milenio aún en pañales.

ESTE ARTÍCULO LO PUBLIQUÉ ORIGINARIAMENTE, EN MI OTRO BLOG: VIVIR EN CUACOS, EL 13 DE ABRIL DE ESTE AÑO. Y SU UBICACIÓN ALLÍ NO FUE CASUAL, RESPONDÍA A UNA LLAMADA DE ATENCIÓN FRENTE A LA SITUACION QUE ESTÁBAMOS VIVIENDO EN DICHO CONTEXTO:

http://vivirencuacos.blogspot.com/2011/04/y-ahora-que.html