BLOG PERIODÍSTICO Y CULTURAL CENTRADO, FUNDAMENTALMENTE, EN LA PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS DE OPINIÓN SOBRE TEMAS DE ACTUALIDAD ELABORADOS POR MARIA PEREZ UBIERA.

sábado, 23 de abril de 2011

MI DÍA DEL LIBRO

Estoy escuchando la radio. Hablan del Día del Libro. Concretamente de la necesidad de incentivar el hábito de la lectura en los niños, proponiendo, para el logro de tal fin, que se escriban libros adaptados para ellos, evitando así que 'se vean obligados a leer LADRILLOS'.

Lo prometo, palabras literales de la locutora, quien, en el transcurso de la entrevista, le apunta al invitado, como ejemplo de libros-ladrillo, 'El Quijote' añadiendo que "hacer, ¡ahora!, una segunda lectura sería necesario..."

¿Qué?, perdona ¿he oído bien?, ¿una segunda lectura del Quijote sería necesaria? No, ¿en serio?... ¿Una segunda lectura del Quijote sería necesaria?

¿Qué me estás diciendo? ¿Sólo has leído el Quijote una vez, en el colegio y obligada? ¿Sólo has leído el Quijote una vez, y se te hizo duro?...

Repito, ¿de qué me hablas? No puedo creer lo que estoy oyendo ¿sólo... has leído... una vez...? Y ¿se te hizo duro?... Lo siento, de verdad que lo siento. Y, desde mi modesto punto de vista considero que estás totalmente deslegitimada para aconsejar nada sobre hábitos de lectura... Sigo flipando.

Doce años tenía yo cuando leí por primera vez el Quijote. Lo leí porque quise, por decisión propia. Todo el mundo, cuando me veía con el libro me decía cosas como: '¿El Quijote? ¡Qué rollo! ¡Vaya aburrimiento! ¡Ya tienes ganas! ¿El Quijote?' Por eso me enfrenté a las primeras páginas del mismo con cierto escepticismo, convencida de que me iba a aburrir un montón, y que tendría que hacer un gran esfuerzo para leerlo. 'Esfuerzo' que decidí asumir, porque era un clásico y me sentí en la obligacion moral de leerlo, en virtud de mi cualidad de lectora avezada.

De modo que, durante dos o tres días, lo fuí leyendo poco a poco, poquitas páginas, mientras lo alternaba con la lectura de otros libros y, así, con la lectura de cada línea, de cada página, de cada capítulo me iba enganchando más.

En aquel momento me di cuenta de que era el mejor libro que había leído hasta entonces. El mejor con diferencia. Disfruté de aquella lectura como la enana que era, y a todo el que me preguntaba le decía lo mismo: ¿'El Quijote'? ¡Genial! Lo tiene todo: es irónico, sarcástico, divertido, bastante más realista de lo que pudiera parecer en principio.

No creo que haya leído ningún libro que me haya hecho reír más, hasta el punto de que, a veces, en mitad de la lectura, tenía que cerrarlo, porque la narración me provocaba tal carcajada, que me era imposible continuar leyendo.

Pero no sólo me reí, también lloré, lloré muchísimo, porque plasma de forma tan diáfana la crueldad humana que es imposible no hacerlo. Es imposible no apiadarse de aquel pobre hombre que, pese a ser mucho más inteligente y sensible que la mayoría de quienes le rodeaban, por culpa de su enfermedad mental acabó convirtiéndose en el objeto de mofa y escarnio preferido de buena parte de los personajes de la obra. No pude evitar llorar viendo las injusticias y humillaciones a las que también se vió sometido Sancho, quien al contrario que su amo, no era más que un hombre simple, inculto, confiado... que no quiso poner en duda las 'majaderías' de su señor, por no menospreciar el rango del mismo y su presunta lucidez mental...

Disfruté tanto con aquella primera lectura del Quijote que decidí hacerle un hueco permanente en mi mesita de noche. Lo convertí en uno de mis libros de cabecera, leyéndolo una y otra vez, alternando su lectura con la de 'los otros libros'.

Me encanta El Quijote... Sí, ya sé que suena a tópico, pero la diferencia entre yo y otros seres humanos es que yo sí lo he leído, yo sí lo he disfrutado, yo sí lo tengo viejo de leerlo, releerlo, subrayarlo, anotar en sus páginas las reflexiones que me surgen con su lectura.

Me gusta el Quijote, sí, ¿y qué? Al fin y al cabo estar a la cabeza del listado de libros imprescindibles de la literatura universal no es un hito que pueda alcanzar cualquier novelita barata. Algo tendrá el Quijote... ¡Qué pena que no todos lo puedan ver!

viernes, 22 de abril de 2011

DE LA 'A' A LA 'Z'...

Quiero empezar reconociendo que no estoy siguiendo muy de cerca la elaboración del proyecto de Ley de Paridad, tan sólo me llegan las pinceladas que los medios de comunicación resaltan en sus informativos y titulares. Por tanto, dado el 'bombo' que se le dio a la cuestión del orden de los apellidos de los hijos, en caso de desacuerdo entre los padres a la hora de elegirlos, este asunto me ha llegado de forma bastante nítida.

No sé hasta qué punto es necesario regular estas materias, que pretenden acabar con la discrimación de las mujeres y corregir los 'vicios' de la arraigadísima cultura patriarcal de nuestro país. La verdad es que yo nunca me he sentido discriminada por ser mujer, lo que puede deberse al hecho de que nací en un momento histórico y, probablemente, también en una familia y un contexto social, en el que no me inculcaron estupideces del tipo: 'niña, vete a fregar los cacharros que es lo único que sabes hacer' (entiéndase el necesario ejercicio simplificador de la cuestión). Pero, aún así, todo apunta a que dicha discriminación sigue existiendo, y se refleja en todos los ámbitos vitales. No voy a entrar al análisis detallista de cada uno de estos aspectos. Hoy, ni siquiera voy a hacer una valoración general de este tipo de cuestiones y movimientos legislativos que se están produciendo, en pro de acercarse más al logro de una igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Por contra, me voy a centrar en la cuestión de los apellidos.

Me consta, por razones obvias, que desde hace unos 15 años, nuestra legislación permite que los padres elijan el orden de los apellidos de sus vástagos en función de sus deseos, pudiendo ir en primer lugar tanto el del padre como el de la madre, sin embargo esta regulación tiene una laguna, ya que, en caso de desacuerdo, se impone la primacía del apellido paterno. Supongo que por tradición. Y es evidente que se trata de un hecho discriminatorio que no está de más corregir. Pero creo que la forma elegida: que prime el apellido por orden alfabético, en caso de que se produzca dicho desacuerdo, me parece una mini-barbaridad. No tiene ni pies ni cabeza. Dejando de lado el hecho de que los apellidos que comiencen por las últimas letras del abecedario corren el riesgo de desaparecer, quiero centrarme en la idea de que introducir este elemento supone dotar de un vicio al sistema de elección, un vicio que está en la raíz del mismo, ya que a nadie debe escapársele el dato de que, llegados a la situación de desacuerdo, quien tenga apellidos que empiecen por las letras más cercanas a las primeras del alfabeto tiene en sus manos un elemento de presión infalible, puesto que sus intereses se verán satisfechos con el simple hecho de oponerse a que el orden que prime sea el que propone el otro progenitor, al menos en los casos en que los padres intenten hacer primar su apellido, que parece ser la situación que se prevé como la más lógica y esperable. Y en el caso contrario, poco probable según creo, la llave estará en manos de quien tenga un apellido 'posterior' en atención al orden alfabético.

Por tanto, la solución más equitativa que se me ocurre es la misma que ya han propuesto muchos expertos, y que, no por básica y simple deja de ser acertada, establecer alguna forma de sorteo que dirima la controversia entre los padres.

La solución propuesta por los legisladores es, en mi opinión, altemente errónea ya que, no sólo no conlleva la solución de un problema, sino que supone la creación de otro, que no me parece de poca importancia.


PUBLICADO EN 'EL PULSO' EN NOVIEMBRE DE 2010.

lunes, 11 de abril de 2011

ARTÍCULOS DE OTROS BLOGUEROS: CARLOS CARNICERO

Generalmente no suelo publicar artículos ajenos pero, en este caso, voy a hacer una excepción que, tal vez, se convierta en norma. Y aquí os dejo un enlace a un artículo que el reputado periodista, Carlos Carnicero, ha escrito en su Blog: "Bitácora para náufragos de la izquierda". La razón por la que lo hago, más que por estar de acuerdo o en desacuerdo con sus palabras, posicionamiento que no puedo hacer porque me faltan datos respectos del tema que trata, es por destacar una cualidad que creo compartir con este hombre, cual es la de tener un sexto sentido para saber de qué pie cojean las personas y, por ende, los políticos y politiquillos de los que siempre hablo, de forma casi obsesiva, y la satisfacción que me da comprobar que siempre hay mentes lúcidas capaces de augurar el tipo de actuaciones que se puede esperar de determinados sujetos y cómo, lamentablemente, buena parte de esos 'malos' augurios, se hacen realidad, sin poder evitar, en esos casos, pronunciar aquella manida frase de: "YO YA OS LO ADVERTÍ ..." (DE QUÉ OS SORPRENDEIS AHORA).

http://ccarnicero.com/2011/04/11/mayor-oreja-un-cobarde-nadando-en-la-basura/

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domingo, 3 de abril de 2011

UN NUEVO COMIENZO

  Llevo varios meses reflexionando sobre muchos de los temas que he tratado en mis distintos blogs y el enfoque que quiero darles.

  En realidad, llevo toda la vida reflexionando. Nací así, 'preocupada' por el mundo que me rodea, tanto por el mundo más inmediato: el microcosmos de mi vida cotidiana, como por el 'macrocosmos' terrenal, universal incluso, si me pongo meticulosa. Y, sinceramente, no sé para qué tanta reflexión, porque aún no he sacado ninguna conclusión clara o, para ser más precisa, las cosas que creo tener claras son  muchas, pero  lamento tener que decir que 'sigo en mi línea', sigo pensando exactamente igual que antes de tomarme esta estapa de introspección para poner las bases de mi nueva etapa bloguera. Lo único que puede haber variado mínimamente es que, gracias a dicha actividad, he aprendido muchas cosas que antes no sabía acerca del ejercicio del periodismo, que espero que me sirvan de mucho en el presente y en el futuro. Asimismo he aprendido muchas cosas de la vida, bueno, de la vida adulta y sus maquiavélicos juegos... y ahora me encuentro en la disyuntiva de entrar a jugar la partida usando las armas de los muchos HDP que participan en ellos, o seguir siendo una idealista-realista fiel a mis principios y convicciones más profundas...

  Supongo que tendré que aprender a usar una combinación idónea de ambos tipos de herramientas, y ésto me fastidia bastante porque hay una cosita, llamada integridad, que para mi es muy importante... y me pregunto ¿hasta qué punto hay que renunciar a ella para sobrevivir en este mundo de hienas corruptas? No lo sé, pero me gustaría poder encontrar la manera de hacerlo sin tener que sufrir demasiado, sin tener que sufrir los embites de esos 'toros mansos'.

   Aquí lo dejo. Y os invito a reflexionar y debatir sobre el tema.
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