Y...,POR FIN, EL DEBATE!

Lunes 25 de febrero 2008

He tratado de resistirme, no tanto a hablar sobre este tema(el debate), como a hacerlo en sentido positivo. Sin embargo, en las últimas horas, me he visto tentada a creer que, tal vez, este tipo de"eventos" no sean totalmente inútiles.

Aún así, sigo "en mis trece" e insisto en la idea de que algo tan medido, pesado, estudiado y pactado no puede servir más que para escuchar, nuevamente, las machaconas retahílas prefabricadas de un par de políticos y sus "bien-asesoradas" poses. Me niego a verlo.

Me niego a aceptar que pueda haber alguien tan sumamente necio, como para llegar a decidir su voto basándose en las torticeras argucias oratorias de cualquier par de aspirantes al "Gobierno de la Nación"; en definitiva, un par de aspirantes a la consecución y/o mantenimiento del ansiado Poder.

No creo en palabras, creo en hechos y en ideologías, y en las orientaciones ideológicas de esos hechos, de esas políticas.

Creo en una España libre, democrática, abierta y tolerante. Creo en la amplitud de miras.

Y lamento que uno de esos candidatos, así como el partido al que representa, no puedan garantizarme la España que yo quiero. Por tanto, no pueden pretender que crea sus palabras, ni que pueda hacer míos los valores que defienden, por mucho que traten de enmascarar sus verdaderas intenciones con juegos de palabras biensonantes, pero carentes de contenido, carentes de respuestas.

Mi voto está decidido, pero aunque no fuese así, no habría mitín ni debate capaz de determinar esa decisión. Son demasiado predecibles, demasiado artificiales, preamasados.

Hagánme caso "Señores Políticos", y desistan en su intento de querer engatusarnos. Ahorren saliva. Hablen menos y actuen más, y mejor.

M.P.Ubiera

"23-F"

Sábado 23 de febrero de 2008

No he podido restistir la tentación, en realidad no he querido, de hablar, aunque sólo sea por esta vez del 23 F. ¡Ese día!

Quiénes nacimos en plena Transición Democrática, hemos crecido con la repetición, año tras año, de la imagen de Tejero entrando en el Congreso...Ya saben a que me refiero. Sobran más palabras. Es curioso porque yo no tengo recuerdo, en tiempo presente, de aquéllos hechos. Tan sólo me viene a la memoria el momento en que mi prima B, cinco años mayor que yo, me enseñó una canción jocosa, cuyo doble sentido aún no entendía, que hablaba de un tal "Tejero" que para mi carecía de identificación concreta. Años después, cuando comprendí la segunda lectura de la letra de la canción, y supe a qué se refería exactamente, creí que todo aquéllo había sucedido, por lo menos, en la Prehistoria. Nada que ver con la realidad, 1981 era un año cercano en el tiempo, en el que la Democracia ya era vieja en la mayoría de los países de Europa. No en España, aquí andaba aún en pañales, y aquél "señor" trató de abortarla. Demasiado tarde. Aunque aún andaba a gatas, ya no era un embrión, había nacido y tenía muchas ganas de seguir viviendo, de seguir peleando, de continuar avanzando hacia una sociedad más justa, más racional, más libre. Despojada, por fin, del maquiavélico yugo que supone la imposición del pensamiento único.