Sábado 23 de febrero de 2008
No he podido restistir la tentación, en realidad no he querido, de hablar, aunque sólo sea por esta vez del 23 F. ¡Ese día!
Quiénes nacimos en plena Transición Democrática, hemos crecido con la repetición, año tras año, de la imagen de Tejero entrando en el Congreso...Ya saben a que me refiero. Sobran más palabras. Es curioso porque yo no tengo recuerdo, en tiempo presente, de aquéllos hechos. Tan sólo me viene a la memoria el momento en que mi prima B, cinco años mayor que yo, me enseñó una canción jocosa, cuyo doble sentido aún no entendía, que hablaba de un tal "Tejero" que para mi carecía de identificación concreta. Años después, cuando comprendí la segunda lectura de la letra de la canción, y supe a qué se refería exactamente, creí que todo aquéllo había sucedido, por lo menos, en la Prehistoria. Nada que ver con la realidad, 1981 era un año cercano en el tiempo, en el que la Democracia ya era vieja en la mayoría de los países de Europa. No en España, aquí andaba aún en pañales, y aquél "señor" trató de abortarla. Demasiado tarde. Aunque aún andaba a gatas, ya no era un embrión, había nacido y tenía muchas ganas de seguir viviendo, de seguir peleando, de continuar avanzando hacia una sociedad más justa, más racional, más libre. Despojada, por fin, del maquiavélico yugo que supone la imposición del pensamiento único.
No he podido restistir la tentación, en realidad no he querido, de hablar, aunque sólo sea por esta vez del 23 F. ¡Ese día!
Quiénes nacimos en plena Transición Democrática, hemos crecido con la repetición, año tras año, de la imagen de Tejero entrando en el Congreso...Ya saben a que me refiero. Sobran más palabras. Es curioso porque yo no tengo recuerdo, en tiempo presente, de aquéllos hechos. Tan sólo me viene a la memoria el momento en que mi prima B, cinco años mayor que yo, me enseñó una canción jocosa, cuyo doble sentido aún no entendía, que hablaba de un tal "Tejero" que para mi carecía de identificación concreta. Años después, cuando comprendí la segunda lectura de la letra de la canción, y supe a qué se refería exactamente, creí que todo aquéllo había sucedido, por lo menos, en la Prehistoria. Nada que ver con la realidad, 1981 era un año cercano en el tiempo, en el que la Democracia ya era vieja en la mayoría de los países de Europa. No en España, aquí andaba aún en pañales, y aquél "señor" trató de abortarla. Demasiado tarde. Aunque aún andaba a gatas, ya no era un embrión, había nacido y tenía muchas ganas de seguir viviendo, de seguir peleando, de continuar avanzando hacia una sociedad más justa, más racional, más libre. Despojada, por fin, del maquiavélico yugo que supone la imposición del pensamiento único.
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